miércoles, 10 de noviembre de 2010

A la espera del milagro de los 9 meses

Susana* es periodista, tiene 30 años, es blanca, menuda y muy reservada. En su trabajo murmuran mucho pero preguntan poco ¿Por qué en su escritorio no hay fotografías de familia, por qué no habla de niños, ni le entusiasma la Navidad? A primera impresión se puede pensar que es una mujer amargada, pero su realidad no es muy distinta a la de muchas mujeres que anhelan ser madres y no lo consiguen.

Ella lleva cinco de búsqueda y se ha empeñado tanto en poder concebir que conoce a la perfección el ciclo ovulatorio y sus días de máxima fertilidad, sabe de memoria los causales de aborto y, sobre todo, conoce muy bien lo que significa no poder ser madre.

Después de 5 años de convivencia con su novio, dos perros y un loro; familiares y vecinos dejaron de preguntarle ¿y para cuándo? Susana también se cansó de responder que para cuando Dios quiera.

“La gente piensa que ya nos acostumbramos a vivir solos, sin hijos, pero eso no es cierto. Todavía lloro cuando llega mi menstruación y no pierdo la fe en que algún día lo conseguiremos”, dice.

Lo que ha tenido que vivir Susana no ha sido fácil. Poco más de un año después de que ella y su novio decidieran vivir juntos, fueron a su primera visita como pareja al ginecólogo, después de varios exámenes y chequeos, el resultado para ambos fue Infertilidad Primaria.

A su novio, quien prefiere mantenerse en el anonimato, su hombría (muchos pensarían que también machismo) no le permite siquiera hablar de infertilidad, para él no pasa nada. Apoya a Susana en cada tratamiento, está a su lado en el quirófano, la acompaña a cada cita con el médico, llora con ella…pero si los amigos preguntan: no pasa nada.

Susana ha pasado por tres inseminaciones artificiales (IA) y una fertilización in vitro (FIV). Luego de la última prueba de embarazo negativa, ambos decidieron recurrir a una donante de óvulos para realizar su segunda FIV el año que viene. Según el último diagnóstico, los óvulos de Susana son de mala calidad e imposibilitan el embarazo.

Pero para suerte de muchas mujeres como Susana, en ésta época hay remedio para casi todo mal y en el frívolo mercado de la oferta y la demanda, se encuentra de todo.

Testimonio

A continuación un video que relata el proceso que vive una pareja con problemas de fertilidad para llegar a conbecir un hijo. Este es un testimonio revelador y muy emotivo.


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En busca de óvulos para Susana


“Vendo mis óvulos, soy una mujer de 23 años, en buen estado de salud, ya he sido mamá, mis hijos nacen sanos y bonitos…”, así se anuncia una joven ecuatoriana en la web.De forma tan directa, se invita a esta insólita transacción, en un mundo en el que todo parece tener un precio.

Encontrar a la donante ideal terminó volviéndose un tema muy complejo. Susana hizo su primer contacto lo a través de la web con una joven cuencana que, según como lucía en las fotografías, compartía con ella muchos rasgos físicos. Pero requerimientos como vivir en su casa durante el proceso, le causaron mucha desconfianza y no llegaron siquiera a poner precio al acuerdo.

La segunda posible dónate resultó ser su propia hermana, sin embargo, el tener que ocultar a su esposo detalles de lo que implica la donación de óvulos, le causó mucho temor. Después de reflexionar lo suficiente desistió.

El proceso de obtención de óvulos, requiere extraerlos de una donante para fecundarlos in vitro con los espermatozoides del padre. Luego de dos o tres días, ese embrión se implantará en la madre receptora, quien llevará adelante el embarazo. Ésta es la técnica que utilizaría Susana.

Las donantes”, por lo general, recurren a la comercialización de sus óvulos en su mayoría vía internet yhan encontrado en esta modalidad una forma de lucro sin detenerse a pensar en las consecuencias que implica el proceso.

Karen Almeida es una de ellas, tiene 31 años y tal como describe en su anuncio en la internet, está en búsqueda de una pareja que quiera realizarse como padres, a cambio espera una “ayuda” (de 300 a 800 dólares, solo por los óvulos, no por el tratamiento) de parte de los interesados.

Incluso clínicas especializadas en reproducción asistida ofrecen “compensaciones” económicas a quienes entreguen sus óvulos. En el Centro Ecuatoriano de Reproducción Humana de Quito, del Dr. Pablo Valencia, bastó una simple llamada telefónica para conocer que dicha “compensación” puede ser de 800 dólares.

Para el caso de Susana, el círculo familiar resultó ser el más adecuado para encontrar a su donadora, un hijo que se parezca a ella sería un sueño hecho realidad. “Ya sabía que por plata mi prima me iba a ayudar, se lo propuse y aceptó”, comentó Susana.

Mil quinientos dólares y el secreto guardado en el baúl de los recuerdos fue el trato que Susana y su prima sellaron con un apretón de manos. Las pruebas médicas ya se han hecho y la candidata es perfecta, la fertilización in vitro se realizará el próximo año. Susana y su novio decidieron casarse y el reloj sigue corriendo, la maternidad podría estar a la vuelta de la esquina.

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Recomendaciones para las futuras madres

Es trascendental que quienes decidan como Susana optar por una donante de óvulos, durante las consultas con su especialista en fertilidad se discuta el proceso de donación, las autorizaciones correspondientes, la terapia de reemplazo hormonal para preparar el útero y el endometrio, y los medicamentos que se usan durante el tratamiento.

A pesar de que la mejor opción para quienes por varias ocasiones fracasan en su intento por ser padres es pensar en la adopción, para mujeres como Susana que anhelan vivir la etapa de embarazo, esta opción no la convence, pero tampoco la descarta.

La donación de óvulos no asegura por completo que se lleve a cabo la fecundación. Susana es muy consciente de ello.

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"En Guayaquil, el 10% de los niños que nacen al año, son resultado de FIV"

Explica que la donación de óvulos es una alternativa para mujeres que tienen insuficiencia ovárica, la cual imposibilita el embarazo. La donación de óvulos es una práctica compleja y polémica que se implementa desde hace cinco años en Ecuador.

Existen determinadas circunstancias, como por ejemplo una menopausia precoz, la extirpación quirúrgica de los ovarios, repetidos intentos fallidos de FIV, abortos de repetición, entre otras. Para estos casos, posiblemente la única salida que existe embarazo es recurrir a la recepción de óvulos de una mujer joven y sana”, afirma.

En Guayaquil, el 10% de los niños que nacen al año, son resultado de este procedimiento, que en Innaifest puede costar 3.200 dólares (sin medicinas), y en este pago se incluye el reconocimiento económico a la donante, así lo detalla el Genetista Xavier Blum Rojas, director del Innaifest.

¿Qué opina la Iglesia?


Para la Iglesia Católica, situaciones como éstas no van acorde con sus principios cristianos. “El hecho de comercializar óvulos se lo considera como un acto inmoral porque es manipular una vida. Nosotros no somos dueños, el único dueño es el creador”, enfatiza el sacerdote Yomar Silva, párroco de Nuestra Señora de las Familias.

El sacerdote insiste en que la Iglesia siempre ha dicho y acepta que la ciencia ayude a las parejas a concebir, pero nunca que la ciencia ocupe lo que le corresponde al ser humano. “Lo científico esta para llevar a cabo tratamientos, pero cuando ocupa el lugar del hombre y mujer se va contra la dignidad”.

Opinión sacerdote católico

A continuación un cura explica la postura en contra de la ovodonación por traer consecuencias negativas a la pareja.



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