“Vendo mis óvulos, soy una mujer de 23 años, en buen estado de salud, ya he sido mamá, mis hijos nacen sanos y bonitos…”, así se anuncia una joven ecuatoriana en la web.De forma tan directa, se invita a esta insólita transacción, en un mundo en el que todo parece tener un precio.
Encontrar a la donante ideal terminó volviéndose un tema muy complejo. Susana hizo su primer contacto lo a través de la web con una joven cuencana que, según como lucía en las fotografías, compartía con ella muchos rasgos físicos. Pero requerimientos como vivir en su casa durante el proceso, le causaron mucha desconfianza y no llegaron siquiera a poner precio al acuerdo.
La segunda posible dónate resultó ser su propia hermana, sin embargo, el tener que ocultar a su esposo detalles de lo que implica la donación de óvulos, le causó mucho temor. Después de reflexionar lo suficiente desistió.
El proceso de obtención de óvulos, requiere extraerlos de una donante para fecundarlos in vitro con los espermatozoides del padre. Luego de dos o tres días, ese embrión se implantará en la madre receptora, quien llevará adelante el embarazo. Ésta es la técnica que utilizaría Susana.
“Las donantes”, por lo general, recurren a la comercialización de sus óvulos en su mayoría vía internet yhan encontrado en esta modalidad una forma de lucro sin detenerse a pensar en las consecuencias que implica el proceso.
Karen Almeida es una de ellas, tiene 31 años y tal como describe en su anuncio en la internet, está en búsqueda de una pareja que quiera realizarse como padres, a cambio espera una “ayuda” (de 300 a 800 dólares, solo por los óvulos, no por el tratamiento) de parte de los interesados.
Incluso clínicas especializadas en reproducción asistida ofrecen “compensaciones” económicas a quienes entreguen sus óvulos. En el Centro Ecuatoriano de Reproducción Humana de Quito, del Dr. Pablo Valencia, bastó una simple llamada telefónica para conocer que dicha “compensación” puede ser de 800 dólares.
Para el caso de Susana, el círculo familiar resultó ser el más adecuado para encontrar a su donadora, un hijo que se parezca a ella sería un sueño hecho realidad. “Ya sabía que por plata mi prima me iba a ayudar, se lo propuse y aceptó”, comentó Susana.
Mil quinientos dólares y el secreto guardado en el baúl de los recuerdos fue el trato que Susana y su prima sellaron con un apretón de manos. Las pruebas médicas ya se han hecho y la candidata es perfecta, la fertilización in vitro se realizará el próximo año. Susana y su novio decidieron casarse y el reloj sigue corriendo, la maternidad podría estar a la vuelta de la esquina.
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